Este prólogo, de vocabulario escogido y estilo periódico, se parece a los de los historiadores de la época helenística.

 

 

 

 

 

 

1,1 

    Enfático: se ha de entender «algunos». Sobre estos relatos conocidos de Lucas y por él utilizados ver la Introducción.

 

 

 

 

 

 

1,4 

    0, quizá: «de las noticias que te han llegado». En este caso, Teófilo no sería un cristiano a quien se desearía confirmar en la fe, sino un alto funcionario a quien se trata de informar.

 

 

 

 

 

 

1,5 

    Hasta el cap. 3, Lucas adopta el griego semitizante de los Setenta. Las alusiones y reminiscencias bíblicas son abundantes. El conjunto es arcaizante. Lucas restablece la atmósfera del ambiente de los «pobres», ver So 2,3+, en que vivían sus personajes y del que sin duda ha tomado lo esencial de la información. Dispone en forma de díptico los relatos sobre el nacimiento y la infancia de Juan y de Jesús y los narra desde el punto de vista de María, mientras que Mt lo hacía desde el punto de vista de José.

 

 

 

 

 

 

1,8 

    Cada «grupo» realizaba el servicio durante una semana, ver 1 Cro 24,19; 2 Cro 23,8.

 

 

 

 

 

 

1,9 

    Este oficio consistía en renovar las brasas y los perfumes en el altar del incienso que se hallaba ante el Santo de los Santos, ver Ex 30,6-8. La incensación tenía lugar antes del sacrificio de la mañana y después del de la tarde.

 

 

 

 

 

 

1,12 

    Lucas gusta de señalar las manifestaciones de temor religioso: 1,29-30 .65; 2,9-10; 4,36; 5,8-10 .26; 7,16; 8,25 .35-37 .56; 9,34 .43; 24,37; Hch 2,43; 3,10; 5,5 .11; 10,4; 19,17. Ver Ex 20,20+; Dt 6,2+; Pr 1,7+.

 

 

 

 

 

 

1,13 

    Este nombre significa «Yahvé es favorable». 

 

 

 

 

 

 

1,14 

    Los caps. 1-2 están impregnados de una atmósfera de alegría: 1,28 .46 .58; 2,10. Ver 10,17. 20s; 13,17; 15,7 .32; 19,6 .37; 24,41 .52; Hch 2,46+; Flp 1,4+.

 

 

 

 

 

 

1,15 (a) 

    Estas palabras se inspiran en varios textos del AT, especialmente en el estatuto del nazir, ver Nm 6,1+.

 

 

 

 

 

 

1,15 (b) 

    Esta expresión no significa en Lucas una plenitud de gracia santificante, sino un don de profecía que hace hablar de forma inspirada: 1,41 .67; Hch 2,4; 4,8 .31; 7,55; 9,17; 13,9. Este don se manifestará en Juan desde el seno de su madre con un profético salto de gozo, 1,44.

 

 

 

 

 

 

1,17 

    Según Ml 3,23, se creía que la vuelta de Elías debía preceder y preparar el Día de Yahvé. Juan el Bautista será el «Elías que ha de venir», ver Mt 17,10-13; Lc 9,30.

 

 

 

 

 

 

1,18

    Zacarías pide un «signo», ver Gn 15,8; Jc 6,17; Is 7,11; 38,7. Pero sigue escéptico.

 

 

 

 

 

 

1,19 

    Primera aparición de un verbo preferido de Lucas: diez veces en el Evangelio, quince veces en los Hechos, las más de las veces a propósito de la Buena Nueva o "Evangelio" del Reino: ver Mc 1,1+; Hch 5,42+; Ga16+.

 

 

 

 

 

 

1,22 

    Para pronunciar la bendición acostumbrada.

 

 

 

 

 

 

1,25 

    La esterilidad se consideraba como deshonra, Gn 30,23; 1 S 1,5-8, e incluso corno castigo 2 S 6,23; 0s 9,11.

 

 

 

 

 

 

1,26 (a) 

    La representación de este acontecimiento se inspira en varios pasajes del AT, en particular en la aparición del ángel  Gedeón, Jc 6,11-24 (comparar con el anuncio del nacimiento de Sansón, Jc 13,2-7). La dignidad del niño se evoca con alusiones a las promesas del AT, sobre todo a las hechas a David y a su linaje, 2 S 7,1ss.

 

 

 

 

 

 

1,26 (b) 

    De la concepción de Juan.

 

 

 

 

 

 

1,28 

    «Alégrate» mejor que «Salve». Llamada al júbilo mesiánico eco de la llamada de los profetas a la Hija de Sión, y como ésta, motivada por la venida de Dios entre su pueblo; ver Is 12,6; So 3,14-15; Jl 2,21-27; Za 2,14; 9,9. -«Llena de gracia», lit.: «tú que has estado y sigues estando llena de favor divino». -Adic.: "Bendita tú entre ¡as mujeres", por influencia de 1,42.

 

 

 

 

 

 

1,33 

    Las palabras del ángel se inspiran en varios pasajes mesiánicos del AT.

 

 

 

 

 

 

1,34 

    La «virgen» sólo está «desposada» (v. 27) y no tiene relaciones conyugales (sentido semítico de «conocer», ver Gn 4,1, etc.). Este hecho, que parece contraponerse al anuncio de los vv. 31-33, trae la explicación del v. 35. Nada hay en el contexto que imponga la idea de un voto de virginidad.

 

 

 

 

 

 

1,35 

    La expresión evoca la nube luminosa, señal de la presencia de Yahvé, ver Ex 13,22+; 19,16+; 24,16+, o las alas del pájaro que simboliza el poder protector, Sal 17,8; 57,2; ,140,8 y creador, Gn 1,2 de Dios. Comparar Lc 9,34p. En la concepción de Jesús todo viene del poder del Espíritu Santo.

 

 

 

 

 

 

1,39 

    Hoy en día preferentemente identificada con Am Karim, 6 km al oeste de Jerusalén.

 

 

 

 

 

 

1,43 

    Título divino de Jesús resucitado, Hch 2,36+; Flp 2,11+, que Lucas le concede desde su vida terrena, con más frecuencia que Mt Mc: 7,13; 10,1 .39 .41; 11,39, etc. 

 

 

 

 

 

 

1,45 

    De Dios -0: «Y feliz tú que has creído, porque tendrá cumplimiento lo que te ha sido prometido de parte del Señor.»

 

 

 

 

 

 

1,46 

    «María» y no «Isabel», var. sin apoyo suficiente.

-El cántico de María se inspira en el cántico de Ana, 1 S 2,1-10 y en muchos otros pasajes del AT. Además de las principales, afinidades literarias subrayadas por las referencias marginales, obsérvense los dos grandes temas: 1º, los pobres y humildes socorridos en detrimento de los ricos y poderosos, So 2,3+; ver Mt 5,3+. 2º, Israel objeto del favor de Dios, ver Dt 7,6+, etc. desde la promesa hecha a Abrahán, Gn 15,1+; 17,1+. Lucas debió dar con este cántico, en el ambiente de los «pobres», donde quizá lo habían atribuido a la Hija de Sión; estimó oportuno ponerlo en labios de María, incluyéndolo en su relato en prosa.

 

 

 

 

 

 

1,56 

    María probablemente permaneció junto a Isabel hasta el nacimiento y la circuncisión de Juan. Lucas agota una materia antes de pasar a otra. Ver 1,64-67; 3,19-20; 8,37-38.

 

 

 

 

 

 

1,59 

    0rdinariamente, el niño recibía el nombre en la circuncisión, ver 2,21.

 

 

 

 

 

 

1,62 

    La sordera y la mudez van juntas con frecuencia, y el mismo término griego kófós puede significar «sordo»; 7,22, o «mudo», 11,14.

 

 

 

 

 

 

1,66 

    Es decir, le protegía: expresión bíblica, 1 Cro 4,10; Hch 11,21.

 

 

 

 

 

 

1,67 (a) 

    Al igual que el de María, este cántico es un trozo poético que Lucas ha espigado y puesto en labios de Zacarías, añadiendo los vv. 76-77 para adaptarlo a la situación. No lo ha incluido en el relato en prosa, v. 64, sino a continuación.

 

 

 

 

 

 

1,67 (b) 

    En el sentido pleno de la palabra; porque si la primera parte, vv. 68-75, es un himno de acción de gracias, la segunda, vv. 76-79, es una visión del futuro.

 

 

 

 

 

 

1,68 

    La visita de Dios en el NT, como a menudo en el AT, Ex 3,16+, se entiende en un sentido favorable, 1,78; 7,16; 19,44; 1 P 2,12.

 

 

 

 

 

 

1,69 

    Lit.: "Un cuerno", ver Sal 75,5+.

 

 

 

 

 

 

1,76 

    Es decir, Dios, como en 1,16-17, no el Mesías.

 

 

 

 

 

 

1,77 

    Lucas describe el papel del Precursor utilizando textos que se le aplicaban tradicionalmente, ver 3,4p; 7,27p; y su mensaje, según el de los apóstoles en los Hechos, ver Hch 2,38; 5,31; 10,43; 13,38; 26,18.

 

 

 

 

 

 

1,78 (a) 

    «entrañas» = «sentimientos», ver Col 3,12.- «harán que nos visite» var: «hicieron que nos visitara».

 

 

 

 

 

 

1,78 (b) 

    Anatolé: título del Mesías, Estrella que trae la luz, ver Nm 24,17; Ml 3,20; Is 60,1 y Germen que retoña del tronco de David, ver Jr 23,5; 33,15; Za 3,8; 6,12. 

 

 

 

 

 

 

1,80 

    Especie de estribillo: 2,40 .52: ver 1,66-y comparar Hch 2,41+; 6,7+. 

 

 

 

 

 

 

2,1 

    Emperador romano de 30 a.C. a 14 d.C. Fuera de este texto no hay noticia de un censo de todo el imperio bajo Augusto. El censo que tuvo lugar cuando Cirino era legado de Siria, 2,2+, no concernía más que a Judea. Sin duda Lc traslada a escala mundial un asunto de ámbito local, ver Hch 11,28.

 

 

 

 

 

 

2,2 

    Dado que Josefo data el censo bajo Cirino en el 6 d.C., la cronología del nacimiento de Jesús que ofrece Lc no concuerda con la de Mt, según la cual Jesús nació antes de la muerte de Herodes el Grande (4 a. C), quizá entre los años 8-6. Es que de hecho el censo de Judea bajo Cirino hizo época: su ocasión fue la reorganización del país como provincia procuratoriana después de la deposición del etnarca Arquelao, hijo de Herodes, y provocó la insurrección de Judas el Galileo, de la que se habla en Hch 5,37. -Para la «era cristiana» ver 3,1+.

 

 

 

 

 

 

2,7 (a) 

    En griego bíblico, el término no supone necesariamente hermanos menores, sino que subraya la dignidad y los derechos del niño.

 

 

 

 

 

 

2,7 (b) 

    Mejor que una posada (pandojeion, Lc 10,34), la palabra griega katályrna puede designar una sala, 1 S 9,22; Lc 22,11p, en la que se alojaba la familia de José. Si este tenía su domicilio en Belén, se explica mejor que haya regresado allí para el censo y también que haya traído a su joven mujer encinta. El pesebre, comedero del ganado, estaba sin duda instalado en una pared del pobre albergue, y éste se hallaba tan lleno que no pudieron encontrar lugar mejor para recostar al niño. Una piadosa leyenda ha dotado a este pesebre de dos animales, ver Ha 3,2+; Is 1,3.

 

 

 

 

 

 

2,11 

    Se trata, pues, del Mesías esperado, pero será «Señor»: título que el AT reservaba celosamente a Dios. Va a comenzar una nueva era. Ver 1,43+.

 

 

 

 

 

 

2,14 

    La traducción corriente: «paz a los hombres de buena voluntad», basada en la Vulg., no traduce el sentido usual del término griego. -Otra lectura menos segura: «paz en la tierra y entre los hombres benevolencia divina». 

 

 

 

 

 

 

2,20 

    Tema predilecto de Lucas: 1,64; 2,28 .38; 5,25-26; 7,16; 13,13; 17,15 .18; 18,43; 19,37; 23,47; 24,53. Ver Hch 2,47+.

 

 

 

 

 

 

2,22 

    La purificación sólo obligaba a la madre; pero había que rescatar al hijo. Lucas observa cuidadosamente que tanto los padres de Jesús, como los de Juan, cumplieron todas las prescripciones de la Ley. La presentación del niño en el santuario no era obligatoria, pero estaba permitida, Nm 18,15,y al parecer la gente piadosa lo estimaba conveniente, ver 1 S 1,24-28. Lucas centra su relato, en este primer acto cultual de Jesús, en la Ciudad santa, a la que atribuye gran importancia como lugar del acontecimiento pascual y punto de partida de la misión cristiana. Ver 2,38+; Hch 1,4+.

 

 

 

 

 

 

 

2,24 

    Era la ofrenda de los pobres.

 

 

 

 

 

 

 

2,26 

    "El Cristo del Señor" es aquel que el Señor ha ungido, ver Ex 30,22+, es decir, consagrado para una misión de salvación, como el rey de Israel, un príncipe elegido por Yahvé y, finalmente y de un modo eminente, el Mesías que instaurará el reino de Dios.

 

 

 

 

 

 

2,29 

    A diferencia de los cánticos precedentes, éste parece haber sido. compuesto por Lucas mismo, en especial valiéndose de textos de Isaías. Después de un primer tríptico que se refiere a Simeón y a su próxima muerte, otro define la salvación universal traída por el Mesías Jesús: una iluminación del mundo gentil que, salida del pueblo elegido, concluirá en gloria de este mismo pueblo.

 

 

 

 

 

 

2,34 

    La misión de luz en el mundo gentil irá acompañada, con respecto a Jesús, de hostilidad y persecuciones por parte de su propio pueblo. Ver Mt 2,1+.

 

 

 

 

 

 

2,35 

    Verdadera Hija de Sión, María llevará en su propia vida el destino doloroso de su pueblo. Con su Hijo, se hallará en el centro de esa contradicción donde los corazones deberán manifestarse en pro o en contra de Jesús. El símbolo de la espada puede inspirarse en Ez 14,17, o según otros en Za 12,10.

 

 

 

 

 

 

2,36 

    Mujer consagrada a Dios e intérprete de sus designios. Ver Ex 15,20; Jc 4,4; 2 R 22,14.

 

 

 

 

 

 

2,38 

    La liberación mesiánica del pueblo elegido, 1,68; 24,21, interesaba ante todo a la capital, ver Is 40,2; 52,9 (y ver 2 S 5,9+). Jerusalén es para Lucas el centro predestinado para la obra de la salvación, 9,31 .51 .53; 13,22 .23; 17,11; 18,31; 19,11; 24,47-49 .52; Hch 1,8+.

 

 

 

 

 

 

2,46 

    Jesús «encontrado» «al cabo de tres días» «en la casa de su Padre», tres rasgos que prefiguran el acontecimiento de la Pascua.

 

 

 

 

 

 

2,49 

    Otros traducen: «en las cosas de mi Padre». En cualquier caso, Jesús afirma, delante de José, v. 48, que tiene a Dios por Padre, ver 10,22; 22,29; Jn 20,17, y vindica para con él relaciones que son superiores a las de la familia humana, ver Jn 2,4. Primera manifestación de su conciencia de ser «el Hijo», ver Mt 4,3+. 

 

 

 

 

 

 

3,1 (a)

    Como en 1,5 y 2,1-3 Lucas establece un sincronismo entre la historia profana y la historia de la salvación. Tiberio sucedió a Augusto, 2,1, el 19 de agosto del año 14 d.C. El decimoquinto año discurre, por tanto del 19 de agosto del 28 al 18 de agosto del 29, o según el modo de calcular los años de reinado usado en Siria, de septiembre-octubre del 27 a septiembre-octubre del 28. Jesús tiene entonces treinta y tres años por lo menos, quizá incluso treinta y cinco, o treinta y seis. La indicación del v. 23 es aproximada y acaso subraya únicamente que Jesús tenía la edad requerida para ejercer una misión pública. La «era cristiana» (fijada por Dionisio el Exiguo en el siglo VI), se debe a que se entendió rigurosamente la cifra de treinta años: los 29 años cumplidos de Jesús, restados del año 782 de Roma (15º año de Tiberio), han dado 753 como comienzo de nuestra era.

 

 

 

 

 

 

3,1 (b) 

    Procurador de Judea (y de Idumea y Samaría) del 26 al 36 d.C.

 

 

 

 

 

 

3,1 (c) 

    Antipas, hijo de Herodes el Grande y de Maltaké, tetrarca de Galilea (y de Perea) del 4 a.C. al 39 d.C. 

 

 

 

 

 

 

3,1 (d) 

    Hijo de Herodes el Grande y de Cleopatra, tetrarca del 4 a.C. al 34 d.C.

 

 

 

 

 

 

3,1 (e) 

    Conocido por dos inscripciones. Abilene se hallaba situada en el Antilibano.

 

 

 

 

 

 

3,2 

    El sumo sacerdote en funciones era José, llamado Caifás, que ejerció el pontificado del 18 al 36, y jugó un papel preponderante en la conspiración contra Jesús, ver Mt 26,3; Jn 11,49; 18,14. Anás, su suegro, que habla sido sumo sacerdote del 6 (?) al 15, figura a su lado, incluso en primer plano, ver Hch 4,6 y Jn 18,13 .24, como gozando de un prestigio tal que, de hecho, era el sumo sacerdote.

 

 

 

 

 

 

3,6 

    Lucas amplía más que Mt y Mc la cita de Isaías para llevarla hasta el anuncio de una salvación universal. 

 

 

 

 

 

 

3,10 

    Los vv.. 10-14, propios de Lc, insisten en el elemento positivo y humano del mensaje de Juan.. Ninguna profesión excluye de la salvación; pero se ha de practicar la justicia y la caridad.

 

 

 

 

 

 

3,20 

    Lucas concluye todo lo referente al ministerio de Juan antes de pasar a Jesús, ver 1,56+. Ya no hará más que una breve alusión a la muerte del Precursor, 9,7-9.

 

 

 

 

 

 

3,21 

    La oración de Jesús es un tema predilecto de Lucas, ver 5,16; 6,12; 9,18 .28-29; 11,1; 22,41. Ver Mt 14,23+.

 

 

 

 

 

 

3,22 

    Var.: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco» sospechosa de armonización con Mt Mc; La literalidad probablemente original de la voz del cielo en Lucas no hace referencia a Is 42 como en Mt y Mc sino al Sal 2,7;.más bien que reconocer en Jesús al «Siervo», le presenta corno el Rey-Mesías del Salmo, entronizado en el Bautismo para establecer el Reino de Dios en el mundo.

 

 

 

 

 

 

3,23 

    La genealogía de Lucas, remontándose por encima de Abrahán hasta Adán, reviste un carácter más universal que la de Mt. Descendiente de Adán, y sin padre terrestre, como él, 1,35, Jesús inaugura un nuevo linaje humano; quizá Lucas, discípulo de Pablo, piensa en el nuevo Adán, Rm 5,12+. Sobre las relaciones con la genealogía de Mt, ver Mt 1,1+.

 

 

 

 

 

 

    Lc une en su relato los datos de Mc (cuarenta días de tentación) y los de Mt (tres tentaciones al final del ayunó de cuarenta días). Modifica el orden de Mt de modo que pueda terminar en Jerusalén; ver Lc 2,38+. Sobre la naturaleza de estas tentaciones; ver Mt 4,1+.

 

 

 

 

 

 

4,1 

    El interés especial de Lucas por el Espíritu Santo no sólo se manifiesta por sus dos primeros capítulos, 1,15 .35 .41 .67 .80; 2,25 .26 .27, sino también en el resto de su evangelio donde en diversas ocasiones lo añade a los otros sinópticos, 4,1 .14 .18; 10,21; 11,13. También habla de él con gran frecuencia en los Hechos, Hch 1,8+. Ver Mt 4,1+.

 

 

 

 

 

 

4,6 

    Al introducir en el mundo el pecado y su consecuencia la muerte, Sb 2,24+; Rm 5,12+, Satanás ha hecho al hombre cautivo de su tiranía, Mt 8,29+; Ga 4,3+; Col 2,8+; ha extendido en el mundo, del que se ha convertido en Príncipe, Jn 12,31+, un dominio que Jesús ha venido a suprimir con la  redención, Mt 20,28+; Rm 3,24+; 6,15+; Col 1,13-14; 2,15+. Ver asimismo Ef 2,1-6; 6,12+; Jn 3,35+; 1 Jn 2,14; Ap 13,1-18; 19,19-21.

 

 

 

 

 

 

4,14 

    Estribillo de Lucas: 4,37; 5,15; 7,17; ver los estribillos análogos de Hch 2,41+; 6,7; Lc 1,80+.

 

 

 

 

 

 

4,15 

    Jesús admirado. y alabado por las turbas, otro tema predilecto de Lucas: 4,22; 8,25; 9,43; 11,27; 13,17; 19,48, semejante al estribillo precedente, 4,14+, y a los temas de la alabanza de Dios, 2,20+, y del temor religioso, 1,12+.

 

 

 

 

 

 

4,16 (a) 

    Este relato extraña por el cambio inexplicable de la muchedumbre, que salta de la admiración, v. 22a, a la animosidad, vv. 22b .28s. Esta anomalía se debe sin duda a una evolución literaria. Un primer relato refería una visita a la sinagoga con una predicación coronada por el éxito, al comienzo del ministerio, ver Mc 1,21s; en Nazaret, ver Mt 4,13 con Nazará como Lc 4,16. Luego, se ha vuelto sobre el relato, sobrecargándolo y situándolo más tarde en la vida de Jesús, Mt 13,53-58; Mc 6,1-6, para dejar sentada la incomprensión y el rechazo que siguieron a la primera acogida del pueblo. De este texto complejo, Lucas ha sabido extraer una página admirable, que ha conservado al comienzo del ministerio, como una escena inaugural, y donde esboza, en un esquema simbólico, la misión de gracia de Jesús y la recusación de su pueblo.

 

 

 

 

 

 

4,16 (b) 

    Forma rara del nombre de Nazaret. Ver Mt 4,13.

 

 

 

 

 

 

4,16 (c) 

    A todo judío adulto se le permitía, con autorización del jefe de la sinagoga, hacer la lectura pública del texto sagrado.

 

 

 

 

 

 

4,18 

    Adic.: «a curar a los que tienen destrozado el corazón», ver LXX.

 

 

 

 

 

4,23 

    En realidad, estos milagros sólo serán referidos después de la visita a Nazaret, v. 33, etc. Ver la nota a 4,16.

 

 

 

 

 

 

4,44 

    Mc dice «Galilea». Lc toma «Judea» en sentido muy amplio: todo el país de Israel. Asimismo 7,17; 23,5 (?); Hch 10,37; 28,21.

 

 

 

 

 

 

    Lc ha agrupado en este relato: 1º, una descripción de los lugares y una predicación de Jesús, vv. 1-3, que recuerdan a Mc 4,1-2 y 1,16 .19; 2º, la historia de una pesca milagrosa, vv. 4-10a, que se parece a Jn 21,4-1. 3º, el llamamiento a Simón, vv. 10b-11, afín a Mc 1,17 .20. Al narrar la vocación de los primeros discípulos después de un período de enseñanzas y de milagros, Lc ha querido hacer más verosímil su respuesta inmediata a la llamada.

 

 

 

 

 

 

 

5,8 

    De hecho, sólo más tarde dará Jesús a Simón el sobrenombre de Pedro, 6,14. Se trata, pues, de una anticipación literaria, y de carácter joánico (¿como la pesca milagrosa?), porque la expresión «Simón Pedro», excepto este caso de Lc y Mt 16,16, sólo se encuentra en Jn: 17 veces, 1,40; 6,8 .68, etc.; 21,2 .3 .7 .11.

 

 

 

 

 

 

5,10 

    Los "compañeros" del v. 7. Si no se nombra a Andrés es porque se encuentra en la barca de Simón (ver los plurales de los vv: 5.6.7), que retiene toda la atención de Lucas.

 

 

 

 

 

 

5,17 

    Es decir, de Dios. Ver Hch 2,22; 10,38.

 

 

 

 

 

 

5,19

    El terrado palestinense de Mc 2,4 se convierte en Lucas en un tejado de casa grecorromana.

 

 

 

 

 

 

5,39 

    El vino nuevo que ofrece Jesús no es del gusto de los que han bebido el vino añejo de la Ley. Esta última idea, propia de Lucas, refleja quizá la experiencia de Lucas; discípulo de Pablo, que conoce las dificultades de la misión entre los judíos, ver Hch 13,5+.

 

 

 

 

 

 

6,5 

Un ms añade aquí una sentencia interesante, aunque probablemente no es auténtica: «El mismo día, viendo trabajar a uno en día de sábado, le dijo: Amigo, si sabes lo que haces, eres dichoso, pero si no lo sabes, eres un maldito y un transgresor de la Ley». Ver Mc 2,27+.

 

 

 

 

 

 

6,13 

    Apóstol significa «enviado». Conocido ya, en el mundo griego y en el mundo judío (seliah) este término ha llegado a designar en el cristianismo a los misioneros «enviados», ver Hch 22,21+, como testigos de Cristo, de su vida, de su muerte y de su resurrección, Hch 1,8+, ante todo a los Doce, Mc 3,14+ (este término queda reservado para ellos en los Hechos), pero también a un círculo más amplio de discípulos, ver Rm 1,1+, que figuran en primer lugar en las listas de carismas, ver 1 Co 12,28; Ef 4,11. Pudiera ser que sólo la primitiva comunidad hubiera dado el nombre de apóstol a los misioneros, pero sigue siendo verdad que Jesús mismo envió a sus discípulos en misión, primero a los pueblos de Galilea, 9,6, y, después de su resurrección, al mundo entero, 24,47; Hch 1,8; ver Jn 3,11+; 4,34+.

 

 

 

 

 

 

6,16 

    «Judas de Santiago» puede entenderse: «hijo» o también «hermano de Santiago». Ver Mt 10,2+.

 

 

 

 

 

 

6,20 (a) 

    La forma de este discurso es más breve que en Mt, porque Lc no ha insertado en él las mismas adiciones que Mt, e incluso ha quitado aquello que tendría menos interés para lectores no judíos, particularmente sobre la Ley, ver Mt 5,1+.

 

 

 

 

 

 

6,20 (b) 

    Mt trae ocho bienaventuranzas, Lc cuatro bienaventuranzas y cuatro maldiciones. Las de Mt, Mt 5,3-12+, trazan un programa de vida virtuosa con promesa de recompensa celeste; las de Lc anuncian la inversión de las situaciones, de esta vida a la vida futura, ver 16,25. En Mt Jesús emplea la 3ª persona, en Lc apostrofa a su auditorio.

 

 

 

 

 

 

6,35 

    Texto difícil y traducción conjetural. Var.: «sin desesperar a nadie (o: de nadie)», «sin desesperar en nada».

 

 

 

 

 

 

 

6,38 

    En los pliegues de la túnica o del manto, doblado hasta la cintura, que servían de bolso o de alforja para las provisiones. Ver Rt 3,15.

 

 

 

 

 

 

6,39 

    Lc aplica a los discípulos lo que Mt 15,14 decía de los fariseos. Idéntica observación para los vv. 43-45.

 

 

 

 

 

 

6,42 

    0: «y entonces verás de sacar».

 

 

 

 

 

 

6,47 

    Expresión de sabor joánico, ver Jn 6,35+.

 

 

 

 

 

 

7,3 

    Notables de la localidad que no se deben confundir con los ancianos de Jerusalén, miembros del Sanedrín.

 

 

 

 

 

 

7,5 

    Se trata, sin duda, como en el caso de Cornelio, Hch 10,1-2+, de un pagano simpatizante con el Judaísmo.

 

 

 

 

 

 

7,7 

    Var.: «y quedará sano mi criado».

 

 

 

 

 

 

7,11 

    Relato propio de Lc, que prepara la respuesta de Jesús a los enviados de Juan, 7,22.

 

 

 

 

 

 

7,35 

    Var.: «por sus propias obras», ver. Mt 11,19+. Los hijos de la Sabiduría, es decir, de Dios soberanamente sabio, ver Pr 8,22+, reconocen y aceptan las obras de Dios.

 

 

 

 

 

 

7,36 

    Episodio propio de Lc distinto del de la unción en Betanía, Mt 26,6-13s, aunque esta última podría tal vez haber influido en algunos detalles del relato lucano. No debe identificarse a la pecadora de este episodio ni con María de Betania, hermana de Marta, 10,39; ver Jn 11,1s; 12,2s, ni tampoco con María Magdalena, 8,2.

 

 

 

 

 

 

7,45 

    Var.: «desde que entré».

 

 

 

 

 

 

7,47 

    En la primera parte de este versículo, el amor aparece como causa del perdón; en la segunda, es su efecto. Esta antinomia procede de que el texto de la perícopa es heterogéneo. En 37-38 .44-46, los gestos de la mujer demuestran un gran amor que le merece el perdón de sus faltas; de ahí la conclusión 47a. Pero en 40-43 se ha incluido una parábola, cuya lección es la inversa: un perdón mayor produce un amor mayor; de ahí la conclusión 47b.

 

 

 

 

 

 

8,19 

    Lc pone aquí esta perícopa que Mc 3,31-35 sitúa antes, porque la ha considerado apropiada como conclusión de su pequeño conjunto sobre la enseñanza en parábolas de Jesús; comparar los vv. 15 y 21.

 

 

 

 

 

 

8,26 

    Var.: «guerguesenos», «gadarenos».

 

 

 

 

 

 

8,31 

    En lugar de «los echara fuera de la región», Mc 5,10. Los demonios piden a Jesús que no los envíe a las profundidades de la tierra, su mansión normal y definitiva, Ap 9,1 .2 .11; 11,7;17,8; 20,1 .3.

 

 

 

 

 

 

8,35 

    En la actitud de un discípulo, 8,38; ver 10,39; Hch 22,3. Rasgo añadido por Lucas.

 

 

 

 

 

 

8,43 

    Var.: «una mujer, a la que, después de gastar en médicos todo su dinero, nadie había podido curar», ver Mc 5,26.

 

 

 

 

 

 

 

8,51 

    Ver Mc 5,37+. Pero aquí, como en 9,28; Hch 1,13, Juan figura inmediatamente después de Pedro. Esta manera de asociar a Pedro y Juan es común a Lc, 22,8; Hch 3,1 .3 .11; 4,13 .19; 8,14, y al cuarto evangelio, Jn 13,23-26; 18,15-16; 20,3-9; 21,7 .20-23.

 

 

 

 

 

 

9,1 

    Adie.: «apóstoles».

 

 

 

 

 

 

9,7 

    En lugar de narrar la muerte de Juan el Bautista, Lucas prepara («buscaba verle» v. 9) el encuentro futuro de Herodes y de Jesús, 23,8-12.

 

 

 

 

 

 

9,10 

    Lc sólo relata una multiplicación de panes, como Juan, mientras que Mt y Mc refieren dos. Es posible que haya omitido, o desconocido, toda la sección de Mc 6,45-8,26, en la que se encuentra la segunda multiplicación. Pero también es posible, y quizá más, que evite así un duplicado de Mc y Mt, donde los dos relatos de multiplicación de panes ciertamente parecen ser dos tradiciones paralelas de un mismo caso: una, procedente del medio palestinense (ribera occidental del lago, ver Mt 14,13+; doce canastos como las doce tribus de Israel); la otra, procedente de un medio cristiano nacido del paganismo (ribera oriental, ver Mc 7,31; siete espuertas como las siete naciones paganas de Canaán antes de la conquista, Dt 7,1; Hch 13,19). Ver Mt 14,13+.

 

 

 

 

 

 

9,18 

    Aun sin la adición mateana «Hijo de Dios», ver Mt 16,16+, esta confesión de Pedro, hablando en nombre del grupo apostólico, tiene mucha importancia y marca un momento decisivo en la vida terrena de Jesús. En el momento en que la muchedumbre se extravía en sus ideas acerca de él y cada vez se aparta más de él, sus discípulos reconocen por primera vez, de un modo explícito, que es el Mesías, ver 2,26+. En adelante Jesús dedicará sus esfuerzos a formar a este pequeño núcleo de los primeros creyentes y a purificar su fe.

 

 

 

 

 

 

9,22 

    Este anuncio irá seguido de varios más, 9,44; 12,50; 17,25; 18,31-33. Ver 24,7 .25-27. Lc omite la intervención de Pedro y la reprimenda de Jesús, Mc 8,32s. 

 

 

 

 

 

9,28 

    Muchos rasgos originales delatan aquí en Lc una fuente distinta a la de Mc. Del conjunto se desprende una presentación de la Transfiguración distinta de las de Mt y Mc. Mientras que Mt pone de relieve la manifestación de Jesús como nuevo Moisés, ver Mt 17,1+, y Mc describe una epifanía del Mesías oculto, ver Mc 9,2+, Lc, o al menos la fuente que él combina con Mc, más bien pone su atención en una experiencia personal de Jesús que, durante una oración ardiente y transformadora, recibe luz del cielo sobre la «partida» (lit. éxodo) es decir la muerte, ver Sb 3,2; 7,6; 2 P 11,5, que debe cumplimentar en Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas, ver 13,33-34.

 

 

 

 

 

 

9,30 

    Como a Moisés y Elías sólo se les nombra para identificar a los «dos hombres» mencionados al principio, podemos pensar que en la fuente combinada por Lc con Mc éstos eran dos ángeles, ver 24,4; Hch 1,10, que instruían y confortaban a Jesús, ver 22,43. Sobre la significación de Moisés y Elías en la tradición de Mt, ver Mt 17,1+.

 

 

 

 

 

 

9,32 

    0 bien: «habiéndose despertado». Ese sueño que abrumaba a los discípulos, propio de Lc, recuerda el de Getsemaní, 22,45, donde parece más natural y de donde podría proceder.

 

 

 

 

 

 

9,35 

    Var.: «mi Hijo amado», ver Mt y Mc. -El título de «Elegido», ver 23,35; Is 42,1, alterna con el de «Hijo del hombre» en las Parábolas de Henoc.

 

 

 

 

 

 

9,46 

    La respuesta general a esta pregunta se da en el v. 48b, y en una forma más primitiva que en Mt 18,3-4 ó Mc 9,35. El logion del v. 48a, ver Mt 18,5; Mc 9,37, está tomado de otro contexto, Ver Mt 10,40.

 

 

 

 

 

 

9,49 

    Var.: «se lo impedimos».

 

 

 

 

 

 

 

9,51 (a)

    De 9,51 a 18,14, Lc se aparta de Mc y reúne, en el marco literario ofrecido por Mc 10,1, de una subida hacia Jerusalén, 9,53 .57; 10,1; 13,22 .33; 17,11; ver 2,38+, materiales que ha tomado de una Colección utilizada también por Mt y de otras tradiciones que le son propias. Mientras que Mt ha dividido esta Colección para distribuir sus fragmentos por todo su evangelio, Lc ha preferido reproducirla en bloque, y precisamente en esta sección 9,51-18,14, a la que suministra la aportación principal.

 

 

 

 

 

 

9,51 (b) 

    La «asunción» o «elevación» .de Jesús, ver 2 R 2,9-11; Mc 16,19; Hch 1,2 .10-11; 1 Tm 3,16, abarca los últimos días de su destino doloroso y los primeros de su destino glorioso (pasión, muerte, resurrección y ascensión). Para el mismo con junto, Jn empleará el término mas teológico «glorificar», Jn 7,39; 12,16 .23; 13,31s; la crucifixión para él será una «elevación», Jn 12,32+.

 

 

 

 

 

 

9,53 

    Los samaritanos, siempre mal dispuestos con los judíos, Jn 4,9+, debían mostrarse especialmente hostiles con los peregrinos de Jerusalén. Por ello generalmente se evitaba su territorio, ver Mt 10,5. Lucas y Juan (4,1-42) son los únicos que mencionan el paso de Jesús por tierra cismática, ver 17,11 .16. La primitiva Iglesia imitará desde muy pronto al Maestro, Hch 8,5-25.

 

 

 

 

 

 

9,54 

    Adic.: «como hizo Elías». -Alusión a 2 R 1,10-12. Santiago y Juan se muestran verdaderos «hijos del trueno», Mc 3,17.

 

 

 

 

 

 

9,55 

    Adic.: «No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del hombre no ha venido a perder las almas de los hombres sino a salvarlas». Lectura sospechosa de origen marcionita.

 

 

 

 

 

 

9,59 

    Adic.: «Señor», ver Mt 8,21.

 

 

 

 

 

 

9,60 

    El logion juega con el doble sentido, físico y espiritual, de la palabra «muerto».

 

 

 

 

 

 

 

10 

    La colección de logia empleada por Mt y Lc contenía un discurso de misión paralelo al de Mc 6,8-11. Mientras que Mt ha combinado estas dos versiones en un solo discurso, 10,7-16, Lc las ha mantenido por separado en dos discursos dirigidos, uno a los Doce, cifra de Israel, y el otro a los setenta y dos (o setenta) discípulos, cifra tradicional de las naciones paganas. Comparar el caso de las dos multiplicaciones de los panes, ver Mt 14,13+.

 

 

 

 

 

 

10,1 

    No, como 9,52, para preparar habitación y alimento,  sino para servirle de precursores espirituales.

 

 

 

 

 

 

10,6 

    Hebraísmo: alguien que sea digno de la «paz», es decir, del conjunto de bienes temporales y espirituales que este saludo desea. Ver Jn 14,27.

 

 

 

 

 

 

10,22 

    Adic.: «Y volviéndose a los discípulos, dijo».

 

 

 

 

 

 

10,24 

    San Pablo ha insistido enérgicamente en los largos silencios que han rodeado al «Misterio»: Rm 16,25+.Ver también 1 P 1,11-12.

 

 

 

 

 

 

10,29 

    Por la pregunta que había hecho.

 

 

 

 

 

 

10,33 

    Por una parte, los que más obligados se hallaban en Israel a observar la ley de la caridad, y por otra, el extranjero y hereje, Jn 8,48; ver Lc 9,53+ de quien normalmente no se podía esperar más que odio.

 

 

 

 

 

 

 

10,38 

    Encontramos a ambas hermanas con los mismos rasgos de carácter en el relato de la resurrección de Lázaro, Jn 11,1-44.

 

 

 

 

 

 

10,42 

    Var.: «y hay necesidad de una sola cosa», «y hay necesidad de pocas cosas», lecturas que mutilan el texto y alteran el sentido. -Jesús pasa de la perspectiva de la comida («hay necesidad de pocas») a la de la única necesaria.

 

 

 

 

 

 

11,2 

    El texto de Mt contiene siete peticiones, el de Lc solamente cinco. Ver Mt 6,9+.

 

 

 

 

 

 

11,3 

    Var. (que quizá tenga su origen en la liturgia bautismal): «que tu Espíritu Santo venga sobre nosotros y nos purifique».

 

 

 

 

 

 

11,4 

    Lc interpreta con exactitud las «deudas» de Mt, conservando con todo en el verso siguiente («a todo el que nos debe») el aspecto jurídico de Mt. Para «tentación», ver la nota a Mt 6,13 (a).

 

 

 

 

 

 

11,11 

    Adic.: «pan, le da una piedra». Adecuación a Mt 7,9.

 

 

 

 

 

 

11,13 

    En lugar de cosas buenas de Mt 7,11. El Espíritu Santo es la «cosa buena» por excelencia.

 

 

 

 

 

 

11,18 

    Var.: «Beezebul» y «beelzebub».

 

 

 

 

 

 

11,20 

    Sobre la expresión, ver Ex 8,15 y Sal 8,4. La comparación de este pasaje con el paralelo Mt 12,28 es la que ha llevado a dar al Espíritu Santo la apelación de "Dígítus paternae dexterae".

 

 

 

 

 

 

 

11,29 

    Es decir, un milagro que exprese y justifique la autoridad de Jesús, ver Jn 2,11+; Lc 1,18+. Ver Mt 8,3+.

 

 

 

 

 

 

 

11,30 

    Esta interpretación del «signo de Jonás» no es tan probable como la de Mt 12,40, ver Mt 12,39+. Por lo demás no es más que el resultado de la agrupación artificial de logia primitivamente distintos: Lc 11,29p; Mt 12,38-39 y Lc 11,30-32p; Mt 12,41-42.

 

 

 

 

 

 

11,36 

    El texto de los vv. 35-36, de trasmisión confusa, está, sin duda, viciado. Con todo, el sentido del conjunto del logion está claro: el mensaje que Jesús dirige a todos, por todos puede ser comprendido; basta para ello tener la inteligencia sana, es decir, desprovista de todo prejuicio egoísta, ver Jn 3,19-21.

 

 

 

 

 

 

11,39 

    Lucas, que aquí depende de una fuente común con Mt, volverá sobre el mismo tema en 20,45-47, dependiente de Mc. Mt ha combinado ambas fuentes en un solo discurso (23). Ver Lc 10,1+; 17,22+. 

 

 

 

 

 

 

11,41 

    Texto de difícil interpretación. También se traduce: «lo que está dentro».

 

 

 

 

 

 

11,44 

    Contrayendo con ello una impureza ritual, Nm 19,16.

 

 

 

 

 

 

11,48 

    Irónico. Construyendo sepulcros para los profetas, los legistas creen reparar las faltas de sus padres. Pero conservan las mismas disposiciones que ellos.

 

 

 

 

 

 

11,49 

    Trátase aquí de los decretos divinos interpretados por Jesús.

 

 

 

 

 

 

11,53 

    La oposición de los enemigos de Jesús va creciendo: Lc, mejor que Mc, ha señalado sus etapas, 6,11; 11,53-54; 19,48; 20,19-20; 22,2.

 

 

 

 

 

 

12,1 

    0 bien: «se puso a decir a sus discípulos: En primer lugar, guardaos de...».

 

 

 

 

 

 

12,23 

    Lit.: «el alma» en sentido bíblico, como en el v. 19.

 

 

 

 

 

 

12,27 

    Var.: «no se fatigan ni hilan», ver Mt 6,28.

 

 

 

 

 

 

12,33 

    El peligro de las riquezas, con el consejo de deshacerse de ellas y de practicar la limosna, es un rasgo característico de la religión de Lucas: ver 3,11; 5,11 .28; 6,30; 7,5;11,41; 12,33-34; 14,13 .33; 16,9; 18,22; 19,8; Hch 9,36; 10,2 .4 .31.

 

 

 

 

 

 

12,42 

    Se trata, pues, de un siervo constituido en autoridad sobre los demás siervos, lo que responde perfectamente a la pregunta de Pedro, en la que «nosotros» se refiere a los apóstoles.

 

 

 

 

 

 

 

12,49 

    Este fuego, evidentemente simbólico, puede revestir significaciones diferentes según los contextos: el Espíritu Santo, o también el fuego que purificará y abrasará los corazones y que debe encenderse en la cruz. El v. 50 favorecería esta última interpretación, pero los vv. 51-53 más bien sugerirían el estado de guerra espiritual que suscita la aparición de Jesús.

 

 

 

 

 

 

12,54 

    Los tiempos mesiánicos han llegado, y urge comprenderlo, porque el juicio está próximo, vv. 57-59.

 

 

 

 

 

 

12,59 

    Lit.: «lepton», moneda griega de ínfimo valor.

-En Mt 5,25-26 el logion recibía del contexto una aplicación social: cómo deben reconciliarse los hermanos de la comunidad y arreglar sus diferencias. En Lc tiene un alcance escatológico: el juicio de Dios está cerca, hay que apresurarse para estar dispuesto.

 

 

 

 

 

 

13,1 

    Episodio desconocido fuera de este texto, como ocurre también con el incidente mencionado en el v. 4. Su enseñanza es clara: los oyentes de Jesús han merecido por sus propios pecados una suerte semejante, que sin duda alguna sufrirán si no hacen penitencia.

 

 

 

 

 

 

13,6 

    El episodio de la higuera que se secó, Mt 21,18-22p, es un acto de severidad; Lucas ha preferido esta parábola de la paciencia.

 

 

 

 

 

13,7 

    Quizás alusión a la duración del ministerio de Jesús, tal como se deduce del cuarto evangelio.

 

 

 

 

 

 

13,11 

    0: «no podía levantar del todo la cabeza».

 

 

 

 

 

 

13,14 

    Ve en esta curación un «trabajo» prohibido por la Ley.

 

 

 

 

 

 

13,22 

    La fuente utilizada por Lc y Mt ha agrupado aquí algunos dichos que Mt ha repartido en otros lugares de su evangelio, ver 9,51+. La idea maestra de esta agrupación, respetada por Lc, parece haber sido el rechazo de Israel y la llamada de los gentiles a la salvación. A los primeros de nada les van a valer los lazos de raza con Jesús para evitar la exclusión merecida con su conducta, vv. 25-27; ver 3,7-9p; Jn 8,33s. Por eso, muchos no podrán encontrar la puerta de la salvación, vv. 23-24; de primeros pasarán a últimos, v. 30; ver Mt 20,16, y verán cómo los gentiles ocupan el lugar de ellos en el banquete mesiánico, vv. 28-29.

 

 

 

 

 

 

13,31 

    Herodes Antipas, ver Lc 3,1+. Quizá haya querido con esa amenaza desembarazarse de Jesús; a esta maniobra podría aludir el epíteto de «zorro».

 

 

 

 

 

 

13,32 (a) 

    La expresión indica un lapso de tiempo bastante corto.

 

 

 

 

 

 

13,32 (b) 

    Palabra rica de sentido, que incluye a la vez el fin y la consumación de Jesús, hecho «perfecto» por sus sufrimientos y su muerte, Hb 2,10; 5,9. Ver Jn 19,30 

 

 

 

 

 

13,33

    Es decir, a lo que parece: Mi tarea estará pronto acabada, pero todavía no lo está. Aún he de expulsar demonios y curar, y esto en el camino de Jerusalén, donde se ha de cumplir mi destino, ver 2,38+. Asimismo en Jn 7,30; 8,20 (ver 8,59; 10,39; 11,54), los enemigos de Jesús no pueden atentar contra su vida mientras «no haya llegado su hora».

 

 

 

 

 

 

14,5 

    «un hijo»; var.: «un asno».

 

 

 

 

 

 

14,12 

    0: «y te devuelvan lo equivalente».

 

 

 

 

 

 

14,21 

    En los escritos de Qumrán estos enfermos estaban excluidos del combate escatológico y del banquete que le seguía.

 

 

 

 

 

 

14,23 

    Después de «las plazas y las calles de la ciudad» del v. 21, «los caminos y cercas» del v. 23 parecen estar fuera de la ciudad. Se presienten dos categorías diferentes: por una parte, los pobres y los «impuros» en Israel; por otra, los gentiles. La «obligación» impuesta a esos pobres y minusválidos para entrar solamente quiere expresar el triunfo de la gracia sobre su falta de preparación, y no una violación de su conciencia. Es conocido el abuso que se ha hecho a través de la historia de este campelle intrare (= «obliga a entrar»).

 

 

 

 

 

 

14,26 (a) 

    Hebraísmo. Jesús no pide odio, sino desprendimiento completo e inmediato, ver 9,57-62.

 

 

 

 

 

 

14,26 (b) 

    «su mujer» propio de Lc, que expresa con ello su tendencia ascética, ver 1 Co 7. Igualmente 18,29. 

 

 

 

 

 

 

 

14,33 

    Lucas no parece establecer distinción entre los discípulos. La advertencia es aplicable a todos. Ver Mc 1,17+.

 

 

 

 

 

 

15 

    Lc tiene varias parábolas bastante desarrolladas que son exclusivas del tercer evangelio. Las parábolas de Mc se refieren sobre todo a la naturaleza y la venida del reino. Las que son propias de Mt conciernen en gran parte bien al juicio final, bien a las relaciones fraternas dentro de la comunidad. Las parábolas de Lc se ocupan de los individuos y de la moral personal; en el primer plano de ellas hay a menudo un antagonista cuyo soliloquio resulta ser lo que determina el relato, ver 12,17; 15,17; 16,3 .24; 18,4 .11.

 

 

 

 

 

 

15,16 

    Lit.: «y nadie le daba».

 

 

 

 

 

 

15,21 

    Adic.: «trátame como a uno de tus jornaleros», ver v. 19.

 

 

 

 

 

 

15,25 

    A la actitud misericordiosa del padre, que simboliza la misericordia divina, se opone en el hijo mayor la actitud de los fariseos y de los escribas que se jactaban de ser «justos» porque no dejaban de cumplir ningún mandamiento de la Ley, v. 29; ver 18,9s.

 

 

 

 

 

 

16,1 

    Este cap. reúne dos parábolas y varios logia de Jesús referentes al buen y mal uso del dinero. Los vv. 16-18, que se refieren a tres temas distintos, oscurecen la composición.

 

 

 

 

 

 

16,8 

    Según la costumbre entonces tolerada en Palestina, el mayordomo tenía derecho a autorizar préstamos de los bienes de su amo y, como no percibía sueldo, a resarcirse aumentando en el recibo la cantidad prestada, para que en el reembolso pudiera beneficiarse de la diferencia como de un excedente que representaba su interés. En el caso presente, sin duda no había prestado en realidad más que cincuenta medidas de aceite y ochenta cargas de trigo; al rebajar el recibo a su cantidad. real, no hace más que privarse del beneficio ciertamente usurario, que había negociado. Su «injusticia», v. 8, no está, pues, en la reducción de recibos, que no es más que el sacrificio de sus intereses inmediatos, hábil maniobra que su amo puede alabar, sino más bien en las malversaciones anteriores que han motivado su despido, v. 1. 

 

 

 

 

 

16,9 

    El vuestro, evidentemente. Se llama «injusto» al dinero no sólo porque quien lo posee lo ha adquirido con malas artes, sino también, de un modo más general, porque en el origen de casi todas las fortunas hay alguna injusticia.

 

 

 

 

 

 

16,12 (a) 

    Es decir, con un bien exterior al hombre: la riqueza.

 

 

 

 

 

 

16,12 (b) 

    «Lo vuestro»; var.: «lo nuestro». -Se trata de bienes espirituales, los cuales sí pueden pertenecer al hombre.

 

 

 

 

 

 

16,19 

    Historia-parábola, sin relación alguna con la historia.

 

 

 

 

 

 

16,21 

    Adic.: «pero nadie le daba», ver 15,16.

 

 

 

 

 

 

16,22 (a) 

    Expresión judaica que responde a la antigua locución bíblica «reunirse con sus padres», es decir, con los patriarcas, Jc 2,10: ver Gn 15,15; 47,30; Dt 31,16. La imagen expresa la intimidad, Jn 1,18, y la proximidad con Abrahán en el banquete mesiánico, ver Jn 13,23; Mt 8,11+.

 

 

 

 

 

 

16,22 (b) 

    Vulg.: «fue sepultado en el infierno».

 

 

 

 

 

 

16,26 

    El abismo simboliza la imposibilidad, tanto para los elegidos como para los condenados, de cambiar su destino.