13 

    El relato del lavatorio de los pies no es homogéneo. Primitivamente, recordaba un ejemplo de humildad y de «servicio» al prójimo dado por Cristo a los discípulos vv. 4-5 y 12-15; ver Lc 22,24-27. El relato se completó después añadiendo los vv. 6-10 para darle un sentido sacramental (el bautismo probablemente). En esta nueva perspectiva, la purificación se obtiene por participación en el sacrificio de Cristo, v. 8; ver 1 Jn 1,1-7; 1 P 1,2, y no por el hecho de obedecer a su palabra, 15,3; 17,17-19. Ver 6,22 .60+. También los vv. 1-3 parecen recargados; el v. 2 anticipa lo que se dirá en el v. 27.

 

 

 

 

 

 

13,1 (a) 

    Una tradición judía interpretaba la palabra Pascua (ver Ex 12,11+) en el sentido de «Paso», con referencia al paso del Mar Rojo, Ex 14.  Cristo (y nosotros con él) va a «pasar» de este mundo, cautivo del pecado, al Padre, la Tierra Prometida, ver. 1,21+; 11,55+. Esta será la Pascua de Cristo, que va a sustituir a la Pascua de los judíos.

 

 

 

 

 

 

13,1 (b) 

    Por vez primera pone Jn explícitamente la vida y la muerte de Jesús como signo de su amor a los suyos. Es como un secreto cuya plena revelación se reserva para los últimos instantes, 13,34; 15,9 .13; 17,23; 1 Jn 3,16; Rm 8,35; Ga 2,20; Ef 3,19; 5,2 .25.

 

 

 

 

 

 

13,1 (c) 

    Hasta el cumplimiento de la obra querida por el Padre, 4,34+; 19,30.

 

 

 

 

 

 

13,2 (a) 

    No se trata de la cena pascual de la que hablan Mt 26,17ss y p.; ver 13,29.

 

 

 

 

 

 

13,2 (b) 

    Var.; «habiendo puesto el diablo en el (¿en su?) corazón que Judas Iscariote le entregara», o: «habiéndose propuesto en el corazón...», o: «como Satanás hubiese entrado en el corazón de Judas para que lo entregara».-La Pasión es un drama en el que está implicado el mundo invisible: detrás de los hombres actúa el poder diabólico. Ver 6,70s; 8,44; 12,31; 13,27; 16,11; Ap 12,4 .17; 13,2; Lc 22,3; 1 Co 2,8.

 

 

 

 

 

 

13,5 

    Actitud y función propias de un esclavo, ver 1 S 25,41.

 

 

 

 

 

 

13,8 

    Semitismo: Por no saber comprender el espíritu de su Maestro, Pedro se excluye de toda comunión con él, de toda participación en su obra y en su gloria.

 

 

 

 

 

 

13,10 (a) 

    Adíc.: «más que los pies».

 

 

 

 

 

 

13,10 (b) 

    Pedro ha comprendido la respuesta de Jesús, v. 8, en sentido material, como si Jesús inaugurara un rito de purificación. Jesús replica que esta purificación está conseguida gracias a su sacrificio, ver 13,2-3; 1 Jn 1,7; Hb 10,22. El significado de este gesto lo explica Jesús en los vv. 12-15.

 

 

 

 

 

 

13,10 (c) 

    La misma palabra significa en griego: limpio y puro.

 

 

 

 

 

 

13,14

    Ver 1 Jn 2,6; 3,16. Sobre esta práctica en la Iglesia primitiva, ver 1 Tm 5,10.

 

 

 

 

 

 

13,16

    Dicho de Cristo que volverá a aparecer en 15,20, en un contexto de persecución como en Mt 10,24, ver Lc 6,40. Aquí corta forzadamente los vv. 15 y 17.

 

 

 

 

 

 

13,18 

    Este v. 18 anuncia la traición de Judas de una forma muy concisa y arcaica, ver Mt 14,18. El relato de los vv. 21-30 desarrollará el tema acercándose al relato de los Sinópticos. En cuanto al dicho de Cristo reproducido en el v. 20 supone el mismo contexto misionero, ver Mt 10,40, que el insertado en el v. 16.

 

 

 

 

 

 

13,23 

    Lit.: "en el seno de Jesús", en to(i) kolpo(i), ver 1,18, eis ton kolpon. El «discípulo a quien Jesús amaba» aparece aquí por primera vez bajo esta designación enigmática. Ver 19,26; 20,2; 21,7 .20 .24.

 

 

 

 

 

 

13,27 

    Es Satanás, el Príncipe de este mundo, el que hace el combate contra Cristo, 13,2; Lc 4,13, por persona interpuesta. Quiere defender su reino, que Cristo se dispone a arrebatarle, haciendo morir a Jesús; pero, ironía del plan divino, será subiendo a la cruz como Cristo le vencerá, 12,31+.

 

 

 

 

 

 

13,30 

    Juan anota este detalle porque ve en él un alcance simbólico: Judas, en quien Satán acaba de entrar, pertenece ahora al mundo de las tinieblas, Lc 22,53.

 

 

 

 

 

 

13,31 

    La Pasión ha comenzado, puesto que Judas, impulsado por Satanás, acaba de salir; Jesús celebra ya su triunfo como consumado, ver 16,33.

 

 

 

 

 

 

13,32 (a) 

    Om.: «Si Dios ha sido glorificado en él». 

 

 

 

 

 

 

13,32 (b) 

    «sí mismo» designa a Dios Padre que glorificará al Hijo del hombre tomándolo consigo en la gloria. Ver 17,5 .22 .24.

 

 

 

 

 

 

13,33 (a) 

    La glorificación de Jesús se halla vinculada a su partida. Para los judíos, la separación será definitiva, 8,21; para los discípulos, momentánea, 14,2-3.

 

 

 

 

 

 

13,33 (b) 

    Si no es por la muerte, ver v. 36; 21,19 .22s.

 

 

 

 

 

 

13,34 

    Ver Mt 25,31-46. A la idea de la «separación» de Cristo, v. 33, que prepara el anuncio de la negación de Pedro, vv. 36-38, el evangelista une el precepto del amor, vv. 34-35; testamento de Cristo. Este precepto, presente ya en la Ley mosaica, es «nuevo» por la perfección a que Jesús lo eleva y porque constituye como la señal distintiva de los tiempos nuevos, inaugurados y revelados por la muerte de Jesús.

 

 

 

 

 

 

13,36 

    Anuncio velado del martirio de Pedro.

 

 

 

 

 

 

13,37 

    Adic.: «Señor».

 

 

 

 

 

 

14,1 

    Los vv. 1-2 son un reflejo del texto de Dt 1,19-33: en el momento de «pasar» a la Tierra prometida, 13,1+, no hay que temer a los enemigos, Dt 1,29, aquí, el mundo sometido a Satán; 13,27; 16,33, sino tener confianza en Dios (al revés que los hebreos, Dt 1,32) porque como había hecho Dios, Cristo marcha delante a fin de «preparar» (Targum) un lugar para los discípulos, Dt 1,33; ver Hb 6,19-20; 2 Co 5,1.

 

 

 

 

 

 

14,2 

    Otra traducción: «Si no, ¿os habría dicho (que yo voy...)?»

 

 

 

 

 

 

 

14,3 

    Toda la espera de la Iglesia se apoya en esta promesa. Ver 1Ts 4,16s; 1 Co 4,5; 11,26; 16,22; Ap 22,17 .20; 1 Jn 2,28. Como en los comienzos del cristianismo, el retomo de Cristo parece esperarse en un futuro relativamente próximo; los vv. 1-3 son, pues, de redacción bastante arcaica (confrontar con 14,18+; 16,7+; 16,16+).

 

 

 

 

 

 

14,6 

    Estos tres títulos se dicen de Cristo en referencia a los bienes que recibimos de él. Él es la Verdad, porque nos enseña la verdad sobre nuestra vida moral, 8,32+. Es el Camino, porque nos enseña cómo andar por la senda que lleva al Padre, 8,12; 11,9-10; 12,35, dándonos ejemplo él mismo, 1 Jn 2,6; Jn 13,15. Es la Vida, porque, siguiendo este Camino, obtendremos la vida, 12,50.

 

 

 

 

 

 

14,7 

    Var.: «Si me conocierais a mí, conoceríais». Es preciso saber que Jesús es el Unigénito para reconocer que Dios es «el Padre» que nos ama, 3,14+.

 

 

 

 

 

 

14,10 

    Sólo la fe descubre la presencia del Hijo en el Padre y del Padre en el Hijo. Felipe se equivoca pidiendo una fulgurante manifestación del Padre.

 

 

 

 

 

 

14,12 

    El ministerio de revelación y de salvación, cuyos signos han sido los milagros, 2,11+, proseguirá en la obra de los discípulos. El Espíritu, principio de los carismas de que gozarán, será enviado por Cristo glorificado a la diestra del Padre, 7,39; 16,7.

 

 

 

 

 

 

14,15 

    Var.: «guardad mis mandamientos». Jesús afirma, como Dios, su derecho a ser amado y obedecido. 

 

 

 

 

 

 

14,16 

    Primero de los cinco textos sobre el Espíritu (Paráclito, Espíritu de verdad, Espíritu santo) en el discurso de después de la Cena. Enviado por el Padre (o por Cristo) después de la marcha de Jesús, 16,7; 7,39; Hch 2,33, permanecerá para siempre junto a los discípulos, 14,15-17, para recordar y completar la enseñanza de Cristo, 14,25-26, conduciendo a los discípulos por los caminos de la verdad, 8,32+, y explicándoles el sentido de los acontecimientos futuros, 16,12-15; ver 2,22; 12,16; 13,7; 20,9. Él glorificará a Cristo, 16,14, en el sentido de que atestiguará, 15,26-27; 1 Jn 5,6-7, que su misión venía efectivamente de Dios y que el mundo, engañado por su Príncipe, el «padre de la mentira», 8,44, se ha equivocado no creyendo en él, 16,7-11. En 1 Jn 2,1-2, conforme a las tradiciones judías, el Cristo-Paráclito (Abogado) nos defendía en el tribunal del Padre contra las acusaciones de Satán, el Acusador, Za 3,1+; Ap 12,10, gracias a su sacrificio expiatorio, Ap 12,9-11. En el discurso de la Cena, el Espíritu-Paráclito ejerce más bien la «paráclesis», las exhortaciones de las que se ha hablado en los Hechos y las Cartas de Pablo, Hch 9,31; 13,15+.

 

 

 

 

 

 

14,17 

    La expresión proviene de Qumrán, donde se contraponía «espíritu de verdad» y «espíritu de error», ver 1 Jn 4,6+, para designar dos tendencias inherentes al hombre. Aquí, el Espíritu de verdad, 8,32+, está personalizado (confrontar con 2 Jn 1-2, texto que calca el de Jn 14,17c).

 

 

 

 

 

 

14,18 

    No se trata ya del retomo de Cristo tal como se concebía en 14,1-3+, sino de una presencia puramente espiritual de Cristo Sabiduría (v. 21+) juntamente con el Padre (v. 23).

 

 

 

 

 

 

14,20 (a) 

    Los profetas designaban así el tiempo de las grandes intervenciones divinas, ver Is 2,17; 4,1s, etc. El «día» puede designar aquí todo el tiempo que seguirá a la resurrección ,de Jesús.

 

 

 

 

 

 

14,20 (b) 

    Las relaciones entre Jesús y sus discípulos son análogas a las que le unen con el Padre, 6,57; 10,14-15; 15,9, etc.

 

 

 

 

 

 

14,21 

    En este versículo, quien habla es Cristo-Sabiduría; ver Pr 8,17; Sb 6,12 .18; 7,28; Si 2,15-16; 4,14.

 

 

 

 

 

 

14,22 

    El Judas, hermano de Santiago de Lc 6,16 y Hch 1,13; el Tadeo de Mt 10,3 y Mc 3,18.

 

 

 

 

 

 

14,23 

    Lo que no hace el mundo, 8,37 .43 .47.

 

 

 

 

 

 

 

14,24 

    Ver 7,16.-Var.: «la palabra que escucháis».

 

 

 

 

 

 

14,26 

    Aquí y en 14,16+, el Paráclito es enviado por el Padre a petición de Cristo; en 15,26-27 y 16,7-11 será enviado por Cristo mismo.

 

 

 

 

 

 

14,27 

    A pesar de las asechanzas del mundo, 16,2, y de su jefe, que no hay que temer, 16,33; 14,30.

 

 

 

 

 

 

14,28 

    Porque Cristo hace siempre la voluntad del Padre que le ha enviado, 14,31; ver 4,34+; 5,30; 6,38; 8,28; 12,27+, y guarda sus mandamientos, 10,18; 12,49-50; 15,10. El enviado no es más que el que le envía, 13,16.

 

 

 

 

 

 

14,31 

    En un estado anterior del evangelio, el texto seguía en 18,1 o quizá en 17,1.

 

 

 

 

 

 

15,1 

    Sobre la imagen de la viña, ver Jr 2,21; Is 5+; Jesús la emplea en los Sinópticos como parábola del Reino de los Cielos, Mt 20,1-8; 21,28-31 .33-41 y par., y hace del «fruto de la vid» la Eucaristía de la nueva alianza, Mt 26,29p. Aquí se proclama a sí mismo la verdadera vid, cuyo fruto, el verdadero Israel, no causará decepción a las esperanzas divinas.

 

 

 

 

 

 

15,2 

    El fruto es la santidad de una vida fiel a los mandamientos, especialmente al mandamiento del amor, vv: 12-17. Ver Is 5,7; Jr 2,21.

 

 

 

 

 

 

15,3 

    0 bien: «podados»: La misma raíz designa en griego la poda y la pureza, ver 13,10.

 

 

 

 

 

 

15,8 

    Var.: «y así seréis mis discípulos».-Y entonces el Padre es «glorificado en el Hijo», 14,13. Ver 21,19.

 

 

 

 

 

 

15,11 

    El gran gozo mesiániço, el del Hijo de Dios.

 

 

 

 

 

 

15,18 

    Al mutuo amor de los discípulos, Jesús contrapone el odio que les profesará el mundo. Su suerte será idéntica a la del Maestro, y el mundo perseguirá a Jesús en ellos. Ver Hch 9,5; Col 1,24.

 

 

 

 

 

 

15,26 

    La «misión» del Espíritu en el mundo, más bien que su «procesión» del Padre en el seno de la Trinidad.

 

 

 

 

 

 

 

16,1 

    En el sentido literal de la palabra escándalo; piedra que hace tropezar, Mt 16,23+. Jesús previene a los Apóstoles respecto de las pruebas que les aguardan para que su fe no vacile, ver 13,19.

 

 

 

 

 

 

16,5 

    No pertenece al mismo nivel de redacción que 13,36.

 

 

 

 

 

 

16,7 

    Los vv. 6-7 siguen con el tema de 14,1-3, pero el envío del Paráclito sustituye a la vuelta escatológica de Cristo que ya no se espera para un futuro próximo.

 

 

 

 

 

 

16,9 

    El mundo se niega a creer que Cristo ha sido enviado por Dios, pese a la evidencia de la «obras», 15,24; 5,36+; 2,11+, y a la excelencia de su enseñanza, 15,22. Es esta ceguera la que constituye su pecado, 1,29+; 9,41; 12,40.

 

 

 

 

 

 

16,10 

    «Practicar la justicia» es amar y no odiar, 1 Jn 2,29; 3,7 .10-11, como nos ha enseñado Cristo. Y el hecho de su retomo junto al Padre será la prueba de que efectivamente nos hablaba de parte de Dios, 3,14 +.

 

 

 

 

 

 

16,11 

    El Príncipe de este mundo no nos enseña más que odio, 8,44; 1 Jn 3,8 .10-11. Pero la elevación de Cristo, en la cruz y luego junto al Padre, ha significado la condena y la derrota del diablo, y por tanto el triunfo del amor sobre el odio, 12,31+. Estos tres puntos serán los que nos harán entender el Paráclito, 16,13+.

 

 

 

 

 

 

16,13 (a) 

    Ver Sal 25,5.-Var.: «él os introducirá en la verdad completa».

 

 

 

 

 

 

16,13 (b) 

    Os «explicará», como en 4,25+ y en la línea de los vv. 8-11. «Lo que ha de venir» son los acontecimientos que van a desencadenarse hasta la muerte de Cristo, 18,4. El Espíritu hará comprender que la elevación de Cristo en la cruz será también su elevación a la gloria. En este sentido, él «dará gloria» a Cristo, v. 14. Juan atribuye al Espíritu lo que Lucas dice de Cristo resucitado en 4,25-27.

 

 

 

 

 

 

16,16 

    Este segundo verbo, diferente en griego del primero, alude a las apariciones de Cristo resucitado, 20,18+; comparar 16,22 con 20,20. Es el tema de 14,1-3 el que se ha traspuesto: ya no se trata de esperar un retorno escatológico inminente.

 

 

 

 

 

 

16,18 

    Adic.: «de que habla».

 

 

 

 

 

 

16,20 

    Tristeza de la Pasión, gozo de ver nuevamente a Cristo resucitado, ver 20,20.

 

 

 

 

 

 

16,21 

    Imagen bíblica tradicional para significar el doloroso nacimiento del mundo nuevo, mesiánico. Ver Mt 24,8+.

 

 

 

 

 

 

16,24 

    Porque Jesús no había sido aún glorificado. Ver 14,13s.

 

 

 

 

 

 

16,25

    Con la Resurrección y la venida del Espíritu comenzará la iniciación perfecta, que concluirá con la visión de Dios «tal cual es», 1 Jn 3,2.

 

 

 

 

 

 

16,26 

    Var.: «y no rogaré al Padre».-Cierto que Jesús es el único mediador, ver 10,9; 14,6; 15,5; Hb 8,6, pero los discípulos, que son una cosa con él por la fe y el amor, serán amados por el Padre: la mediación de Jesús habrá alcanzado la plenitud de su efecto.

 

 

 

 

 

 

17,1 (a) 

    Ver vv. 5 .11 .21 .24 y 25; 11,41; sobre todo 12,27 y Mc 14,36.

 

 

 

 

 

 

17,1 (b) 

    Aunque Jesús pide su propia glorificación, no es que busque su gloria, ver 7,18; 8,50; sino que su gloria y la gloria del Padre son una misma cosa, ver 12,28; 13,31.

 

 

 

 

 

 

17,2 

    Todo hombre, ver 1,14+.

 

 

 

 

 

 

17,3 (a) 

    Conocimiento en sentido bíblico, ver 10,14+.

 

 

 

 

 

 

17,3 (b) 

    La revelación, vinculada hasta entonces a la Ley mosaica, ahora viene a los hombres por Cristo.

 

 

 

 

 

 

17,5 (a) 

    Var.: «la gloria que estuvo a tu lado», o: «la gloria con que estuvo», o: «la gloria a tu lado».

 

 

 

 

 

 

17,5 (b) 

    Bien la gloria que Jesús poseía en su preexistencia divina, bien la gloria que le reserva el Padre desde toda la eternidad, 1,14+.

 

 

 

 

 

 

17,6 

    Como hizo Moisés, Ex 3,14-15, Jesús nos ha revelado el Nombre de Dios que es el de «Padre», 17,1+, el cual implica un amor indefectible, 17,23 .26; 3,14+.

 

 

 

 

 

17,8 

    Otros traducen: «han aceptado verdaderamente porque vengo de ti».

 

 

 

 

 

 

17,11 

    Var.: «cuídalos en tu nombre, lo que tú me has dado». Lo mismo en el v. 12.

 

 

 

 

 

 

17,15

    0 bien: «que los guardes del mal», ver Mt 6,13.

 

 

 

 

 

 

17,17 

    El verbo significa lit.: separar para Dios, dedicar a Dios (en el sentido original de este término, ver Hch 9,13+).

 

 

 

 

 

 

17,19 

    Jesús se santifica presentándose ante el Padre para ser uno con él, y ante los hombres como la revelación perfecta. Pide que sus discípulos vivan en la verdad de Dios, santificados por la fe en el Padre que él les ha revelado.

 

 

 

 

 

 

17,20 

    Jesús ora finalmente, vv. 20-26, por la Iglesia de los creyentes.

 

 

 

 

 

 

17,23 

    Var.: «que les he amado».

 

 

 

 

 

 

18,3 

    Un destacamento de la guarnición romana establecida en Jerusalén.

 

 

 

 

 

 

18,6 

    Alusión al Nombre divino que Jesús lleva en si mismo, 8,24+, y cuya majestad aterra a sus adversarios. Así pues, si Jesús es arrestado, es porque quiere, 10,17-18; ver Mt 26,53.

 

 

 

 

 

 

18,15 

    Jn no habla del proceso judío, porque este proceso recorre de hecho todo su evangelio, desde el interrogatorio de Juan, 1,9, hasta la decisión de matar a Jesús, 11,49-53.

 

 

 

 

 

 

18,24 

    Acerca del silencio de Juan sobre el proceso de Jesús ante el Sanedrín, ver 10,22+.

 

 

 

 

 

 

18,28 (a) 

    Tribunal del procurador romano.

 

 

 

 

 

 

18,28 (b) 

    Entrar en casa de un gentil constituía una impureza legal, ver Hch 11,2s. -Según Juan, la Pascua de los judíos no ha llegado todavía; a Jesús se le dará muerte en el momento en que se inmolaban los corderos en el Templo, la víspera de la Pascua, 19,14; ver 19,31 .42: él es el verdadero Cordero pascual, 19,36+; 1 Co 5,7. Los Sinópticos suponen una cronología diferente: la muerte de Jesús habría sido el día de la Pascua, ver Mt 26,17ss.

 

 

 

 

 

 

18,31 

    Los romanos habían privado al Sanedrín del derecho de vida y muerte. Según el derecho de los judíos, Jesús habría sido lapidado, ver 8,59; 10,31, y no crucificado («levantado»).

 

 

 

 

 

 

19,4 

    Om.: «en él». Var.: «contra él»

 

 

 

 

 

 

19,9 

    Es decir, no «¡de qué país eres?», sino «¡cuál es tu misterioso origen?, ¿quién eres tú?» Como antes la gente de Caná, 2,9, la Samaritana, 4,11, los apóstoles, la turba, 6,5, los jefes judíos, 7,27s; 8,14; 9,29s, Pilato se enfrenta con el misterio de Jesús, 16,28; 17,25, tema de todo el evangelio, 1,13.

 

 

 

 

 

 

19,11 

    Los jefes judíos y especialmente Caifás, 11,51s; 18,14, pero también Judas que lo ha «entregado» a éstos, 6,71; 13,2 .11 .21; 18,2 .5.

 

 

 

 

 

19,13 

    Es decir, según parece: altura, relevancia.

 

 

 

 

 

 

19,14 (a) 

    Durante este día se preparaba la cena Pascual, que debía tener lugar después de ponerse el sol, ver Ex 12,6+, y todo lo que era necesario para pasar la fiesta en el descanso prescrito por la Ley.

 

 

 

 

 

 

19,14 (b) 

    Hacia el mediodía, la hora en que todo lo que estuviera fermentado debía desaparecer de las casas para ser sustituido por los ázimos de la Pascua, ver Ex 12,15s. Quizá sea ésta la coincidencia que quiere subrayar el evangelista, ver 1 Co 5,7.

 

 

 

 

 

 

19,15 

    Var.: «decían».

 

 

 

 

 

 

19,16 

    Adic.: y lo llevaron.

 

 

 

 

 

 

19,23 

    Posible alusión al sacerdocio de Cristo en la cruz: la vestidura del sumo sacerdote no debía tener costura.

 

 

 

 

 

 

19,25 (a) 

    Sólo Juan menciona su presencia. Ver 2,1+.

 

 

 

 

 

 

19,25 (b) 

    O Salomé, madre de los hijos de Zebedeo (ver Mt 27,56p), o uniendo esta designación a lo que sigue, «María, mujer de Clofás».

 

 

 

 

 

 

19,27 

    El contexto de citas de la Escritura (vv. 24 .28 .36 .37) y el carácter singular de la designación «Mujer» parecen indicar que el evangelista ve aquí un acto que sobrepasa la simple piedad filial: la proclamación de la maternidad espiritual de María, nueva Eva, con respecto a los creyentes representados por el discípulo amado, ver 15,10-15.

 

 

 

 

 

 

19,29 

    Conj.: «a una lanza».

 

 

 

 

 

 

19,30 (a) 

    La obra del Padre, tal como estaba anunciada por la Escritura: la salvación del mundo por el sacrificio de Cristo. Jn no refiere el grito de abandono de Mt 27,46 y Mc 15,34; sólo ha querido retener la serena majestad de esta muerte. Ver Lc 23,46; Jn 12,27+.

 

 

 

 

 

 

19,30 (b) 

    El último suspiro de Jesús es el preludio de la efusión del Espíritu, 1,33+; 20,22.

 

 

 

 

 

 

19,31 

    Para acelerar la muerte.

 

 

 

 

 

 

19,33 

    Var.: «como lo hallaron».

 

 

 

 

 

 

19,34 

    Var.: «agua y sangre»: -El sentido de este hecho lo precisarán dos textos de la Escritura, vv, 36s. La sangre; Lv 1,5+; Ex 24,8+, atestigua la realidad del sacrificio del cordero ofrecido por la salvación del mundo, 6,51, y el agua, símbolo del Espíritu, atestigua su fecundidad espiritual. Muchos Padres han visto, y no sin fundamento, en el agua el símbolo del bautismo, en la sangre el de la Eucaristía y en estos dos sacramentos, el signo de la Iglesia, nueva Eva que nace del nuevo Adán. Ver Ef 5,23-32.

 

 

 

 

 

 

19,35 (a) 

    El discípulo del v. 26.

 

 

 

 

 

 

19,35 (b) 

    Bien el testigo, bien Dios (o Cristo), a quien apelaría el testigo.

 

 

 

 

 

 

19,36 

    Fusión de un v. del salmo 34 que describe la protección divina sobre el justo perseguido (ver Sb 2,18-20), cuyo tipo es el «Siervo de Yahvé» de Is 53, y de una prescripción ritual referente al cordero Pascual. Ver 1,29+ y 1 Co 5,7.

 

 

 

 

 

 

19,37 

    «Mirarán», en sentido joánico de «ver, comprender», ver 3,14+. Más allá de la persona del soldado romano, Jn ve la adhesión de los gentiles a la fe, ver 12,20-21 .32 y notas. La misma idea en Mt 27,54+(?) y Mc 15,39+. Ver también Lc 23,47 .48; Mt 24,30; Ap 1,7.

 

 

 

 

 

 

19,38 

    Var.: «Fue».

 

 

 

 

 

 

20,1 

    Convertido en el «Día del Señor», el domingo cristiano; ver Ap 1,10.

 

 

 

 

 

 

20,5 

    El discípulo reconoce en Pedro cierta preeminencia. Ver 21,15-17.

 

 

 

 

 

 

20,9 

    El evangelista no cita ningún texto. Quiere subrayar el estado de falta de preparación de los discípulos en cuanto a la revelación pascual, a pesar de la Escritura. Ver, Lc 24,27 .32 .44-45.

 

 

 

 

 

 

20,16 (a) 

    Var.: Ella lo reconoció.

 

 

 

 

 

 

20,16 (b) 

    Denominación más solemne que rabbí y empleada a menudo dirigiéndose a Dios. Se acerca, pues, a la profesión de fe de Tomás, v. 28. 

 

 

 

 

 

 

20,17 (a) 

    María se ha arrojado a los pies de Jesús para abrazarlos. Ver Mt 28,9.

 

 

 

 

 

 

20,17 (b) 

    Var.: «los hermanos».

 

 

 

 

 

 

 

20,17 (c) 

    Esta afirmación no está en contradicción con el relato de Hch 1,3s. La subida, de Cristo al Padre, su entrada en la gloria, Jn 3,13; 6,62; Ef 4,10; 1 Tm 3,16; Hb 4,14; 6,19s; 9,24; 1 P 3,22; ver Hch 2,33+.36+, tienen lugar el mismo día de la resurrección, Jn 20,17; Lç 24,51. La escena de la Ascensión, cuarenta días después, Hch 1,2s .9-11, significará que el período de los coloquios familiares con Cristo ha concluido, que Jesús «está sentado» ahora a la diestra de Dios y ya no volverá hasta la Parusía.

 

 

 

 

 

 

20,18 

    Este verbo «ver», utilizado en activa o más a menudo en pasiva, se usa regularmente para hablar de las apariciones de Cristo resucitado, 20,18 .25 .29; Lc 24,34; Hch 9,17; 13,31; 1 Co 15,5-8. Es el verbo empleado para hablar de las apariciones de Dios, Gn 12,7; 17,1; Hch 7,2, de los ángeles, Ex 32; Lc 1,11; 22,43; Hch 7,30, y de los seres celestes, Mc 9,4; Lc 9,30. Cristo resucitado ha retornado al mundo celeste, 17,5+.

 

 

 

 

 

 

20,19 

    Saludo ordinario de los judíos, ver Jc 19,20; 2 S 18,28; Lc 10,5.-Este saludo se repite en el v. 21, indicio quizá de una inserción más tardía de los vv. 20-21a, bajo la influencia del relato paralelo de Lc.

 

 

 

 

 

 

20,22 

    El soplo de Jesús simboliza al Espíritu (en hebreo: soplo) principio de vida, 6,63. Igual verbo raro que en Gn 2,7; ver Sb 15,11: Cristo resucitado da a los discípulos el Espíritu que realiza como una re-creación de la humanidad. Poseyendo desde ahora este principio de vida, el hombre ha pasado de la muerte a la vida, 5,24, y no morirá jamás, 8,51. Es el principio de una escatología ya realizada. Para Pablo (al menos en sus primeras cartas), esta re-creación de la humanidad no se producirá hasta la vuelta de Cristo, 1 Co 15,45, que cita a Gn 27.

 

 

 

 

 

 

20,24 

    Esta segunda aparición de Cristo a los discípulos es literariamente un calco de la primera. Cristo reprocha en ella a Tomás el no haber creído en el testimonio de los otros discípulos y haber exigido «ver» para creer, vv. 24 y 29. Como 4,48+ (ver v. 25b,) este relato se dirige a los cristianos de la segunda generación.

 

 

 

 

 

 

20,27 

    Juan, al fin de su evangelio, vuelve una vez más su mirada de creyente hacia la llaga del costado, ver 19,34+.

 

 

 

 

 

 

20,29 

    Sobre el testimonio de los Apóstoles, ver Hch 1,8+.

 

 

 

 

 

 

21 

    Este relato funde dos episodios primitivamente distintos: una pesca milagrosa, ver Lc 5,4-10, y una comida pos-pascual, ver Lc 24,41-43, que el v. 10 trata de enlazar. En los vv. 1 y 14, el verbo «manifestar» dicho de Cristo, es un término técnico, heredado de las tradiciones judías, para significar la manifestación de Cristo en cuanto tal, 1,31+ (confrontar con el verbo «ser visto» para las apariciones de Cristo resucitado: 20,18+). Esto podría ser un indicio de que, en las tradiciones joánicas, la pesca milagrosa era en el origen un suceso pertinente al comienzo del ministerio de Jesús, como en Lc.

 

 

 

 

 

 

21,6 

    Sobreabundancia que recuerda a Caná, 2,6 y la multiplicación de los panes, 6,11ss.

 

 

 

 

 

 

21,11 

    Como Lc 5,10, Jn da un valor simbólico al relato. Los peces representan a los futuros discípulos de Jesús. 153 es una cifra triangular (género de cómputo bien conocido en la antigüedad) cuya base es 17, o sea 10+7 que significa la multitud y la totalidad. La red que no se rompe simboliza a la iglesia, cuyo pastor será Pedro (vv. 15-17). 

 

 

 

 

 

 

21,17 (a) 

    Ve en ello un recuerdo de su triple negación, 13,38; 18,17 .25-27.

 

 

 

 

 

 

21,17 (b) 

    Dos verbos diferentes, que corresponden respectivamente a amar y a ser amigo o querer, expresan en el texto el concepto «amar». Pero no es seguro que esta alternancia sea aquí otra cosa que cuestión de estilo, como la alternancia «corderos»-<ovejas».

 

 

 

 

 

 

21,17 (c) 

    A la triple profesión de adhesión de Pedro, Jesús responde con una triple investidura. Confía a Pedro el cuidado de regir en su nombre al rebaño, ver Mt 16,18; Lc 22,31s. Es posible que la triple repetición sea la señal de un compromiso, un contrato en debida forma, según el uso semítico, ver Gn 23,7-18.

 

 

 

 

 

 

21,19 (a) 

    El martirio,

 

 

 

 

21,19 (b) 

    Fórmula que utiliza Jesús para invitar a alguien a ser su discípulo, 1,43; Mt 8,22; 9,9; 19,21. Como en Lc 5,10-11, el relato de pesca milagrosa concluye con una llamada a seguir a Jesús. Pero aquí, Pedro es invitado a seguirle hasta la muerte, v. 18; ver 13,36.

 

 

 

 

 

 

21,22 

    Es decir, hasta la Parusía, ver 1 Co 11,26; 16,22; Ap 1,7; 22,7 .12 .17 .20.

 

 

 

 

 

 

21,23 

    Adic.: «¿qué te importa?»

 

 

 

 

 

 

21,24 

    Quizá sea un grupo de discípulos el que aquí habla.